FINALISTA.  Realizado conjuntamente con Álvaro Marín Fernández y Laura Sánchez Carrasco.

El Centro tiene una clara vocación de integración paisajística en todos los niveles: el entorno natural y su topografía, los restos arqueológicos y las edificaciones existentes. En ese sentido, se propone una pieza discreta y serena que reconstruye el talud mediante un zócalo que agrupa las edificaciones existentes. El objetivo es no ocupar más suelo del necesario y corregir la actual sensación de dispersión de piezas diseminadas por la parcela.

La existencia de restos arqueológicos de gran interés en el entorno se considera un valor para el nuevo edificio. Se pretende que el CRV sea partícipe de esa circunstancia y que integre modos de hacer vinculados con estos yacimientos. La materialidad y la construcción del edificio, en mampostería y hormigón, harán que los visitantes entren rápidamente en contacto con las formas de construir de los romanos.

La intención de tratar el edificio como un zócalo ligado a las construcciones existentes hace imprescindible pensar la cubierta del edificio como una plaza transitable, lo que ayuda a integrar el volumen en la montaña mediante vegetación autóctona y de bajo mantenimiento en la cubierta y favorece el óptimo comportamiento energético del edificio.