La demanda de privacidad por parte de los propietarios sin renunciar a amplios ventanales llevó a volcar la vivienda hacia su interior. Las reducidas dimensiones de la parcela obligaron a optar por un esquema de casa patio mediterráneo, revisado para ajustarlo a la realidad urbana del municipio. Se opta por una organización centrípeta de las dependencias, en torno a un patio central al que se abren mediante grandes huecos. Esto produce una continuidad visual que unifica todas las estancias de la planta en un único ambiente diáfano que continúa mediante un segundo patio trasero ajardinado. Se logra así la visual de toda la parcela desde cualquier punto de la vivienda aumentando la sensación espacial de cada estancia. Este atrio llega hasta la planta sótano, convirtiendo un espacio habitualmente residual en una planta con multitud de posibilidades. Esta vivienda se realizó junto a David Mencías.